El verano es tiempo de vacaciones, parrilladas y largos días en la playa o la piscina. Pero en estos meses también las temperaturas son más cálidas y esto puede ser un problema para quienes padecen diabetes, pues se ven más afectadas por el calor que aquellas que no tienen esta enfermedad. A continuación, compartimos con usted algunas de las razones por las que sucede esto.
Para empezar, las personas con diabetes se deshidratan más rápido. Este puede ser un ciclo difícil de romper: si no consume suficientes líquidos, puede aumentar el azúcar en sangre. Y esto, a su vez, hace que se orine más, lo cual empeora la deshidratación. Otra preocupación es que el calor puede cambiar la manera en que el cuerpo usa la insulina. Por último, las complicaciones comunes que conlleva la diabetes, como el daño a los vasos sanguíneos, pueden afectar las glándulas sudoríparas, lo cual dificulta refrescarse.
Entonces, ¿qué puede hacer para combatir el calor y controlar la diabetes este verano? A continuación, le ofrecemos siete consejos que le ayudarán a mantenerse en buen estado de salud.
1. Verifique el índice de calor
No solo debe fijarse en el número que marca el termómetro. La humedad también cuenta. Cuando el ambiente es húmedo, el sudor no tiene oportunidad de evaporarse, lo cual puede impedir que nos refresquemos. Cuando revise las temperaturas del día, preste atención también al índice de calor, que toma en cuenta tanto la temperatura exterior como la humedad.
2. Haga ejercicio temprano, tarde o en interiores
El sol y el calor tienden a alcanzar su punto máximo al mediodía, entre las 11 a. m. y las 3 p. m. Evite hacer ejercicio al aire libre durante estas horas. Prefiera hacerlo temprano en la mañana o bien, una vez que empiece a atardecer y la temperatura empiece a descender. Así, será menor el riesgo de acalorarse demasiado. Otra opción es hacer ejercicio en interiores, como un gimnasio o en su hogar con aire acondicionado.
3. Evite usar prendas pesadas, ajustadas u oscuras
Cuando la temperatura suba, use prendas de tela ligera, como de algodón o lino, y prefiera ropa holgada. Las prendas oscuras tienden a atraer o absorber calor, mientras que las blancas reflejan mejor el calor. Elija ropa de colores claros cuando quiera mantenerse a una temperatura fresca.
4. Hidrátese constantemente con los líquidos correctos
La clave para mantener la hidratación es adelantarse a la sed. ¿Qué significa esto? Beba líquidos aunque no tenga sed. El agua y otras bebidas sin cafeína ni mucha azúcar son ideales. Evite consumir bebidas alcohólicas, café, bebidas energéticas e incluso bebidas deportivas. Estas pueden provocar que se eleve el azúcar en sangre y causar más deshidratación.
5. Use protección solar
Cuando se encuentre en exteriores, aplíquese protector solar y use sombrero. De este modo, evitará exponerse demasiado al sol. No solo reducirá el riesgo de padecer cáncer de piel, sino también posibles quemaduras de sol, que pueden elevar sus niveles de azúcar en sangre.
6. Monitoree con más frecuencia
Sabemos que el calor afecta la manera en que el cuerpo usa la insulina. Esto puede dificultar mantener los niveles de azúcar en sangre en un rango saludable. Monitoree estos valores con más frecuencia, especialmente antes, durante y después de hacer ejercicio. En algunos casos, es posible que deba ajustar la cantidad de insulina que se administra. Consulte a su equipo médico para solicitar orientación en cuanto a cambiar la dosis.
7. Mantenga los suministros alejados del calor
Evite exponer los medicamentos (insulina o medicamentos orales) al calor extremo o incluso a la luz del sol. En ambos casos, pueden dañarse. Si viaja, no deje los medicamentos en el auto. Guárdelos en una hielera, pero evite ponerlos directamente sobre hielo o una bolsa congelada. Además, las temperaturas altas pueden arruinar el monitor de glucosa en sangre y otros dispositivos, como las bombas de insulina. Las tiras de prueba también pueden dañarse.
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