Imagínese pasar menos tiempo cada día pensando en cosas que no puede controlar. Por ejemplo, puede reservar 15 minutos todos los días para preocuparse y realizar actividades estresantes, y luego pasar el resto del día pensando en otras cosas más agradables. Programar tiempo para preocuparse puede ayudarle a hacer precisamente eso. Puede ayudarle a administrar mejor sus emociones y afrontar el día de manera más eficaz. Además, pasar menos tiempo preocupándose también puede tener beneficios físicos para la salud. Profundicemos en por qué es bueno programar tiempo para preocuparse y cómo puede hacerlo.
¿En qué consiste el tiempo para preocuparse?
El tiempo para preocuparse es un método pensado para administrar el estrés y la ansiedad durante un momento determinado a fin de que no interfiera con su vida. El concepto es sencillo. Usted programa un tiempo fijo cada día para pensar en las cosas que le causan estrés. Puede utilizar ese momento para elaborar un plan a fin de abordar estos factores estresantes, escribir sus preocupaciones o participar en una actividad que haya temido abordar.
¿Cuáles son los beneficios del tiempo para preocuparse?
Uno de los mayores beneficios del tiempo para preocuparse es que puede liberar la mente para concentrarse en aquello que le genera alegría y enriquece su vida. A menudo, nos preocupamos por cosas que están fuera de nuestro control. En lugar de darle vueltas a algo que no puede cambiar, puede liberar su energía para disfrutar la vida más plenamente. Por otro lado, en lugar de evitar los pensamientos incómodos, se da tiempo para enfrentarlos durante ese momento dedicado a preocuparse.
El tiempo para preocuparse puede ser productivo. A veces, lo que más nos preocupa requiere una acción de nuestra parte que podríamos estar temiendo. Utilice el tiempo para preocuparse para llevar a cabo esa acción. Haga esa llamada incómoda, pague esa factura o programe esa cita. Es posible que descubra que le lleva menos tiempo y energía abordar la tarea directamente en un breve período que preocuparse por ella sin cesar.
Por último, el tiempo dedicado a preocuparse puede tener beneficios fisiológicos medibles. El estrés puede:
- Aumentar la presión arterial
- Provocar dolores de cabeza
- Interrumpir el sueño
- Alterar la digestión
- Afectar la regulación del azúcar en sangre
- Contribuir al aumento de peso
Si pasa menos tiempo del día preocupándose, es posible que mejore en cualquiera de estas áreas y muchas más.
¿Cómo puede programar tiempo para preocuparse?
Programe el tiempo para preocuparse de manera que se adapte a sus horarios personales. Trate de elegir un momento en su rutina diaria que sea conveniente y más adecuado. A continuación, siga estos consejos para aprovechar al máximo el tiempo dedicado a preocuparse:
- La constancia es clave: elija la misma hora todos los días. Programe una alarma o una hora del calendario en su dispositivo.
- Asegúrese de que el tiempo para preocuparse sea en el mismo lugar todos los días.
- Limite su tiempo de preocupación a 15-30 minutos
- Elija un asiento incómodo para que no sienta la tentación de permanecer allí más allá del tiempo establecido.
- Realice otras actividades estresantes durante este tiempo, como ponerse al día con los eventos actuales
- Escriba sus preocupaciones. Si se le ocurren soluciones o próximos pasos, anótelos también.
Uno de los desafíos del momento dedicado a preocuparse es saber cómo detenerse cuando el tiempo asignado se acabó. A continuación, le damos algunos consejos que le ayudarán a mantener el control y poner fin a ese momento:
- Ponga un temporizador al otro lado de la sala o habitación. Cuando suene la alarma, tendrá que levantarse para apagarla. Quizás puede dejar el temporizador junto a la puerta o un libro que le guste.
- Pase del tiempo dedicado a preocuparse directamente a alguna práctica de gratitud.
- Salga a caminar o haga alguna actividad física al finalizar el tiempo que dedicó a preocuparse.
- Programe tiempo para hacer algo que disfrute cuando termine el momento dedicado a preocuparse.