Decirle a un desconocido que a usted le gusta su sombrero…
Confirmar las habilidades de escucha de un amigo…
Elogiar lo que cocinó su pareja…
Parecen gestos sencillos, y lo son. Pero también son sorprendentemente poderosos. Un solo elogio permite que quien lo recibe se sienta valorado. Además, beneficia al que lo hace.
La ciencia detrás de los elogios
Elogiar a alguien es una forma de comportamiento “prosocial”. Es una acción que ayuda a los demás. Contribuye a generar buenos sentimientos y crea vínculos con los demás. Los elogios tienen beneficios respaldados por la ciencia, entre ellos, los siguientes:
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Mejoran el estado de ánimo: ser amable libera hormonas que generan bienestar.
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Disminuyen el estrés: pueden aliviar los sentimientos de ansiedad.
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Brindan satisfacción general: se trata de un ciclo virtuoso. Hacer el bien nos hace sentir bien, y cuando nos sentimos bien, es más probable que hagamos el bien.
Elogiar a alguien es como hacer un regalo. Y lo mejor de todo, ¡no cuesta nada! En un estudio sobre el papel que cumplen los elogios en las relaciones, se los llama “obsequios verbales”. Elogiar activa los centros de recompensa y empatía del cerebro.
Es posible que las personas se sientan incómodas al hacer elogios. A algunas les preocupa que quien los recibe no sepa qué decir. ¡No deje que el miedo se interponga en su camino! La investigación realizada demuestra que este riesgo es bajo. La gente suele ponerse contenta al recibir un elogio.
Pasos sencillos para elogiar a alguien
Hacer un elogio es una manera fácil de mejorar su bienestar. A continuación le explicamos cómo puede hacerlo.
Procure que los elogios formen parte de su vida:
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Sea auténtico: diga cosas que realmente sienta.
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Sea específico: nombre los rasgos o acciones que está elogiando.
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Esté presente: sonría y haga contacto visual.
Para experimentar (y compartir) los beneficios de los elogios, comience hoy mismo. Haga un elogio sincero y específico a alguien. Cuanto más lo haga, más fácil y más gratificante puede llegar a ser.