Cuando ha trabajado duro para manejar la diabetes, podría ser un choque cuando el médico le recomiende comenzar con insulina. ¿Cómo pudo pasar esto? Ha hecho sus controles. Ha comido comidas saludables y balanceadas. Se ha mantenido activo. Puede ser difícil no sentir que ha fallado y que está siendo "castigado" con su nueva receta de insulina.
O tal vez es que simplemente está asustado al pensar en inyectarse insulina o al imaginar cuánto cambiará su vida para adaptarse al nuevo régimen.
También podría tener miedo de que una prescripción de insulina signifique que el médico no tiene otras opciones para usted y que la usará para siempre.
No está solo. Sentirse avergonzado o culparse a sí mismo por necesitar insulina es una respuesta frecuente. Pero es una que puede evitar que se cuide bien: los estudios muestran que alrededor de un tercio de las personas que obtienen una nueva receta de insulina nunca la surten, o la surten una vez, pero nunca más.
Pero esta es la verdad: La insulina no es un castigo por hacer algo mal y no es un tratamiento de último recurso. Es solo otro paso en su plan de manejo de la diabetes.
Como cualquier afección, la diabetes evoluciona con el tiempo, y las necesidades del cuerpo también cambian con el tiempo. La diabetes es una enfermedad progresiva, lo que significa que la insulina producida por el páncreas puede disminuir con el tiempo provocando la necesidad de inyectarse insulina. Así que incluso aquellos que siguen fielmente el programa de manejo de la diabetes recomendado pueden terminar usando insulina para mejorar la salud. De hecho, un gran porcentaje de personas con diabetes tipo 2 necesitarán insulina en algún momento de la vida. Y se ha demostrado que comenzar la insulina temprano puede incluso ayudarlo a evitar complicaciones a largo plazo.
Debido a los avances médicos, el uso de insulina se ha vuelto más fácil. Muchas personas con diabetes tipo 2 necesitan solo una o dos dosis diarias de insulina, y la inyección es casi indolora.
Así que es hora de un cambio de mentalidad. No piense en la insulina como un fracaso en su plan para la diabetes. Piense en ella como en una herramienta más para usar junto con las otras cosas que está haciendo para manejar su afección.
Con una mentalidad positiva, se sentirá más seguro de que está haciendo todo lo posible para mantener su salud. Y estos buenos sentimientos se combinarán dándole un gran impulso a su bienestar que puede ayudarlo a cuidarse mejor a largo plazo.
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