¿Cómo está respirando ahora mismo? ¿Sus respiraciones son lentas y profundas o cortas y superficiales?
Probablemente no se sorprenda al escuchar que la respiración profunda es una táctica probada para aliviar el estrés. Pero puede ser difícil tomar un descanso y practicar la respiración profunda. ¡Así que esta es su oportunidad! Reduzca la velocidad por un momento, aproveche su respiración y dese una herramienta para encontrar su enfoque, cuando sea y donde sea.
Dele una oportunidad
Primero, vamos hagamos una prueba. No importa dónde se encuentre, tómese este momento para concentrarse en su respiración. Si puede, siéntese y cierre los ojos.
- Llene sus pulmones de aire. Cuente lentamente hasta 4 mientras inhala.
- Mantenga la respiración durante 4 segundos.
- A continuación, suelte el aire durante 4 segundos, exhalando tan lentamente como ha inhalado.
- Pruebe esto durante varias rondas de respiración.
Luego, preste atención a sus sensaciones
Cuando haya terminado, perciba su estado. Pregúntese:
- ¿Cómo estoy respirando ahora?
- ¿Cómo me siento?
- ¿Noto alguna sensación diferente en mi cuerpo o en mi mente?
Cambie el ritmo
Si al principio le cuesta bajar la velocidad de la respiración, pruebe con algunos viejos trucos:
- Cierre suavemente una fosa nasal con un dedo mientras respira. Esto reducirá a la mitad el suministro de aire hacia adentro y hacia afuera, por lo que será imprescindible inhalar y exhalar más lentamente.
- Pruebe acostarse boca arriba o boca abajo. Estas posiciones que normalmente reservamos para dormir pueden indicarle naturalmente a su cerebro que debe respirar más lento.
- Intente respirar hacia el abdomen, de la misma manera en que la barriga de un bebé que duerme se eleva y baja con cada respiración. Esto activa el nervio vago, que en su propio idioma le dice a su cuerpo que todo estará bien.
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