El viejo dicho "sus ojos son más grandes que su estómago" es muy cierto. Es fácil soñar con la comida durante el día. Incluso cuando realmente no tenemos hambre.
Por un lado, es fácil que se nos antoje la comida. ¡Nuestro cuerpo la necesita! Así que es normal e importante satisfacer nuestra hambre. Pero hay otros factores en juego:
- Las señales visuales como comerciales de televisión, carteles publicitarios y redes sociales nos hacen pensar constantemente en comida.
- Los aditivos como el azúcar, la sal y la grasa pueden hacer que la comida sea más adictiva.
- Las emociones como la ira, la soledad, la felicidad o el aburrimiento pueden estimular los antojos de comida reconfortante.
La clave es notar cuándo su cuerpo realmente necesita comida y cuándo su mente simplemente la quiere.
Hambre física | Antojo mental |
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Entonces, ¿cómo puede hacer frente a los antojos que no son por hambre? Pruebe estos sencillos pasos para analizar sus antojos y gane algo de tiempo para tomar una decisión saludable.
Escuche a su cuerpo
Cuando sienta un antojo, puede consultar el indicador del hambre para saber si realmente tiene hambre. Medir su hambre le ayuda a decidir si debe comer y cuánto.
Comprenda sus factores desencadenantes
Un desencadenante es cualquier señal que le haga querer comer. Puede ser una persona, un pensamiento, un lugar, un momento o un sentimiento. Para algunos, simplemente sentarse a ver la televisión después de la cena es un desencadenante para comer un refrigerio. La próxima vez que se encuentre con un desencadenante, haga una pausa y pregúntese: "¿Cómo puedo responder de manera diferente?" Cuanto más practique un nuevo hábito, menos poderoso será el desencadenante.
Realice respiraciones con atención plena
Siéntese en un lugar donde no le molesten. Póngase cómodo. Luego simplemente concéntrese en su respiración, inhalando y exhalando. Cuando su mente comience a divagar, tráigala de vuelta a su respiración. Esta rutina relajante puede aliviar el estrés. También fortalece sus "músculos" mentales contra los factores desencadenantes, por lo que esos antojos tienen menos control sobre usted.
Navegue por el impulso
Los antojos, como todos los sentimientos, van y vienen. Ningún sentimiento dura para siempre. Los antojos suelen desaparecer después de comer. O desaparecen por sí solos en 10-20 minutos. Cuando tenga un antojo, recuerde que este sentimiento es solo temporal.
Monte la ola
Ahora que ha navegado por el impulso, monte la ola. Antes de ceder a un antojo, espere 20 minutos para que pase. Si no ha desaparecido, es posible que en realidad tenga hambre o que realmente desee ese refrigerio. En ese punto puede decidir si quiere comer.
Ponga una señal de ceder el paso
Imprima un letrero de "Ceda el paso" y colóquelo en su refrigerador o en su espacio de trabajo. Puede recordarle que debe reducir la velocidad y se controle usted mismo antes de recurrir a la comida.
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