Piense en su comida favorita. Tal vez sea un helado de textura aterciopelada que brilla en un tazón. O galletas de mantequilla de maní recién horneadas. Quizá sea una rebanada de un esponjoso pastel de chocolate con salsa de frambuesa. Suena delicioso, ¿verdad?
Ahora imagine que alguien le dice que nunca más podrá comer su comida favorita. ¡Es probable que se le empiece a antojar ese postre de inmediato!
Ese tipo de regla de todo o nada es el enemigo de cualquier plan de alimentación saludable. Cuando sentimos que se nos prohíbe comer algo, tendemos a recaer… con fuerza. ¡Los caprichos son una parte normal e importante de la alimentación saludable! Solo significa que necesita límites realistas que apoyen sus metas.
Nuestros expertos tienen algunos consejos útiles para ayudar a lograr un equilibrio.
La regla de los tres bocados
Aprecie el sabor de sus alimentos favoritos dentro de la seguridad de una porción fija: tres bocados. El primer bocado es el más sabroso. El segundo bocado también es bueno, pero no tan bueno como el primero. Para el tercer bocado, la comida nunca sabrá mejor de lo que ya lo ha hecho, así que es mejor que se detenga. Más allá del tercer bocado, usted está persiguiendo un recuerdo.
Comparta, saboree y guarde para más tarde
Elimine la culpa del juego de los postres. Saboree cada bocado y disfrútelo lentamente. Deje de comer cuando sienta los primeros signos de saciedad: nunca tiene que dejar el plato limpio. Comparta su postre con un amigo o guarde las sobras para mañana. Y no se castigue si se excede. Moderar sus porciones puede llevar práctica. Sea paciente con usted mismo.
Lugares seguros, porciones seguras
Si tiene dificultades para comer ciertos alimentos en pequeñas cantidades cuando está solo en casa, practique comer porciones individuales en un entorno cómodo fuera de su hogar. En lugar de comprar un bote de helado, vaya a una heladería con un amigo y pida solo una bola. En lugar de comprar una bolsa grande de papas fritas para una noche en el sofá, pida las papas fritas como acompañamiento la próxima vez que salga a almorzar. En lugar de hacer una tanda completa de galletas, disfrute de una de su cafetería o pastelería favorita. Eso le da más control sobre el momento y ayuda a que se conecte con el mundo a su alrededor.
Haga una cita con el postre
Si va a hacerlo, ¡hágalo! No es cuánto come, sino cómo lo come. Planee una cita con su postre y reserve tiempo para saborear cada segundo. Coma en la mesa, sin distracciones y concéntrese totalmente en la experiencia. Si las calorías valen la pena, vale la pena prestar atención. Haga que parezca más especial poniendo su pastel en un plato de verdad con cubiertos, sus dulces en un bol o su cóctel festivo en un vaso elegante.
Dar un permiso planeado
Es normal que nuestro rebelde interior se subleve cuando sentimos que se nos ha privado de algo. Pero el permiso puede hacernos sentir libres y empoderados. Así que dese el visto bueno para disfrutar de un capricho con un plan. ¡Si tiene caramelos en su hogar, dígase que está bien disfrutar de una pequeña porción! Darse permiso puede ayudarle a evitar que coma dulces más temprano ese mismo día, es como decir educadamente que no cuando sus amigos le ofrecen un postre en la comida. Dígase a sí mismo: "No necesito este capricho en este momento porque tengo uno en mi casa esperándome".
- Nota: Si tiene diabetes, asegúrese de controlar sus niveles de azúcar en sangre antes y después de darse un capricho. Esto ayudará a que tome decisiones seguras.
Siga estos consejos para recordarse que está bien disfrutar de algún antojo de vez en cuando. ¡Todos lo hacemos! Si toma decisiones sabias y conscientes, podrá seguir al mando en su recorrido de salud.
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