¿Los refrigerios nocturnos se interponen en el camino para alcanzar sus metas de salud? Eche un vistazo a los siguientes consejos para lograr un enfoque equilibrado para los refrigerios nocturnos.
Identifique sus desencadenantes. Pregúntese: "¿Tengo hambre?". Si la respuesta es no, vea si puede averiguar por qué tiene ganas de comer. Tal vez sea por estrés o aburrimiento. En lugar de comer, haga algo que le ayude a resolver ese desafío. Un paseo al aire libre, leer un libro nuevo o hacer un breve ejercicio de meditación pueden ser más útiles que ese refrigerio.
Distráigase. ¿Los antojos le están ganando? ¿La cocina le llama? Intente hacer otras cosas durante 10 o 15 minutos. Doble la ropa, pasee a los perros o hable por teléfono con un amigo.
Reescriba su rutina. Muchos de nuestros comportamientos son simplemente hábitos. Buenas noticias: ¡los hábitos se pueden romper! ¿Suele relajarse viendo la televisión con un refrigerio? En su lugar, intente elegir una actividad o habitación diferente para relajarse. O relájese con una taza de su té favorito.
Dese permiso. Está bien comer un refrigerio antes de acostarse si es lo que su cuerpo necesita. ¡Solo tiene que mantener el equilibrio! Prepare la porción en la cocina en lugar de llevarse el paquete. O pruebe una de estas combinaciones de refrigerios para sentir saciedad durante toda la noche.
Prepare con anticipación refrigerios saludables. Facilite el acceso a opciones nutritivas. Pruebe con verduras precortadas con un dip sabroso o fruta en rodajas con nueces o mantequilla de nueces.
Programe una sesión con su mentor para hablar sobre cómo aprovechar al máximo sus refrigerios en cualquier momento del día.
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